En la UE, los vehículos eléctricos que circulan a más de 25 km/h no son considerados bicicletas.

Las velocidades de estas ciclas pueden propiciar accidentes.

Las velocidades de estas ciclas pueden propiciar accidentes.

Circular por las ciclorrutas se ha vuelto menos placentero, especialmente durante las horas pico. El trancón ya no es exclusivo de los carros; y los malos comportamientos al volante, tampoco.

Se hace necesario regular el uso de las ciclorrutas. Controlar la manera de montar en bicicleta requiere mucho control, regular el tipo de vehículos que por allí circulan, tal vez menos.

Con respecto a la evolución reciente de las bicicletas en las ciudades, salta a la vista el auge de las bicicletas eléctricas. En el caso de Colombia, la normativa, al contrario, no ha cambiado, y ni siquiera se hace alusión a este tipo de bicicletas.

Es necesario tomar en cuenta los diferentes tipos de bicicletas eléctricas, ya que bajo esta apelación se esconden varios matices.

Por un lado, hay bicicletas con un motor que proporciona asistencia al pedaleo. Por otro, existen también las eléctricas tipo scooter, que en realidad se asemejan más a una moto eléctrica con pedales. Estas pueden ir más rápido y no requieren pedaleo.

En todos los países que ya conocieron el auge de estos vehículos se han expedido normas que fijan límites de velocidad y peso. En la Unión Europea, los vehículos eléctricos que puedan circular a más de 25 kilómetros por hora no son considerados bicicletas. En China, este límite es de 30 kilómetros por hora, y en Canadá, de 32. Por lo tanto, deben tener placa y circular por la calle. Los usuarios deben tener licencia y seguro.

Estas tecnologías representan un avance, ya que ofrecen una opción de movilidad sostenible. Sin embargo, si sus conductores no pedalean no deberían poder usar las ciclorrutas, ya que las diferencias de aceleración hacen más probables los accidentes.

Construir más kilómetros de infraestructura para las bicicletas y reparar los existentes es esencial, pero para que estas vías no sean víctimas de su propio éxito, regular su uso es clave. Ojalá el nuevo Código de Policía lo tenga en cuenta.

Fuente: El Tiempo – Bogotá